A medida que Europa comenzó a reconstruir su economía a mediados del siglo XIX, Kanthal satisfizo la necesidad de nuevos materiales. A medida que aumentaba la demanda de productos eléctricos, la empresa contribuyó en diferentes sectores: desde estufas hasta rizadores.
Hoy, gracias a una relación histórica y simbiótica con la electricidad, Kanthal se basa en su legado para impulsar la electrificación en un mundo que necesita de forma urgente soluciones más ecológicas.
La historia de la empresa comenzó en 1931, cuando el ingeniero sueco Hans von Kantzow trajo al mercado una nueva aleación altamente resistente. La falta de materias primas durante la Depresión y la segunda mitad del siglo 20 causó que Kanthal, debido al uso de hierro en lugar del níquel, que es más caro, pudiera expandirse para satisfacer las necesidades de los clientes.
Después de la guerra, la electrificación tuvo un crecimiento en Europa y también en los Estados Unidos, que vio una mayor demanda de electrodomésticos como tostadoras, secadores de pelo, lavavajillas, hornos de pizza, estufas de vidrio y rizadores.
Durante este tiempo, Kanthal no solo estableció un diálogo con industrias clave, como las centrales eléctricas, sino que se aseguró de intercambiar conocimientos con institutos de investigación y universidades. Pronto, se les presentó a los estudiantes el manual Kanthal, que estaba disponible en 18 idiomas.
En la década de 1970, encontrar nuevas formas de aprovechar la electricidad se convirtió en una necesidad debido a la crisis del petróleo. Desde entonces, encontrar alternativas a los combustibles fósiles ha impulsado la investigación, que, dados los desafíos medioambientales actuales, se ha vuelto más apremiante que nunca.
Hoy en día, Kanthal ha ayudado a los clientes a transformar su producción con una mayor electrificación y, en varios casos, ha electrificado todo el proceso.
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